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¿Qué podemos pensar de la latinización de la industria musical global?

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Desde mediados del año pasado llamó la atención que los latinos dominaban las listas globales de YouTube Music. Por esas fechas Bloomberg afirmaba también que no había otro artista que se le acercara a Bad Bunny con respecto al impacto y ventas en rankings internacionales. Diversos artistas latinos han estado entre los listados de las giras más taquilleras de los últimos tiempos, e incluso hace unos días Karol G hizo historia ya que Mañana será bonito se volvió la primera producción en español de una mujer en liderar la lista de Billboard 200. Vamos, incluso Flea de los Red Hot Chili Peppers declaró que Motomami, de Rosalía, era su álbum favorito del año pasado, llamándolo “atemporal”.

Desde la década pasada ha ocurrido una importante latinización de la industria del entretenimiento estadounidense (y lo que suele tener proyección en dicho país suele tener alcance internacional). A lo largo de los últimos años hemos visto más y más protagonistas latinos en series de televisión, películas y espectáculos musicales (eso sí, hablando o cantando en inglés). Esto no es fortuito, pues recordemos que el número de latinos que emigran a Estados Unidos se ha multiplicado en las últimas décadas, de ahí que no fuera raro que Shakira y Jennifer Lopez estelarizaran el show de medio tiempo del Super Bowl LIV en 2020, acompañadas de Bad Bunny y J. Balvin.

El impacto de los consumidores latinos en la industria del entretenimiento

Sin embargo, es importante apuntar que este auge global no ha repercutido en el crecimiento de diversas industrias del entretenimiento en Latinoamérica. Todo lo contrario, pues dichas industrias están en la mira de otros países ya que implica potenciar audiencias. De acuerdo con algunos estudios realizados en los últimos años, varios países de latinoamérica son los principales consumidores de plataformas como Netflix, YouTube y Spotify. E incluso Chartmetric ha nombrado a algunas ciudades de Latinoamérica como “ciudades gatillo”, pues son ciudades en las que si se logra un éxito vía streaming es muy probable que se alcance éxito a nivel regional y global.

¿Dónde está parada Latinoamérica ante este panorama?

Las industrias del entretenimiento latinoamericanas tienden a ser reactivas: incorporamos y nos apropiamos de estrategias, iniciativas, tendencias, tecnologías y plataformas originadas en otras latitudes. Por eso muchas veces no atendemos a las necesidades, lógicas y realidades locales, como pueden ser la centralización de la gestión cultural por país, la inseguridad de varias regiones o la falta de conexión entre ciudades, países y gestores.

Latinoamérica tiene una larga historia de vinculación cultural que muchas veces olvidamos. No obstante, y como parte de esa historia, solemos voltear a otras latitudes para buscar validación, y por eso nos entusiasmamos con la idea de que alguien “la rompa” en el mercado anglo. Si bien el inglés es el idioma más hablado en el mundo, apelar a eso para validar el éxito implicaría ignorar que el mercado hispano tiene casi 500 millones de hablantes. Sería pertinente entonces que, en lugar de que cada industria del entretenimiento en Latinoamérica busque validación externa –mientras se olvida de su público local– se aproveche esta atracción por la latinidad para desarrollar o reforzar estrategias de vinculación (e incluso de protección) para consolidar nuevas iniciativas que se desarrollen a lo largo del territorio latinoaméricano aprovechando esta tendencia.

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